Dejemos el monasterio Agia Barbara para mirar el infinito, del otro lado del Atlántico y caminar por una calle,
asfaltada o pedregosa del barrio Condado en Santa Clara. Quizás haya poca gente
en la calle, prudencia obliga en tiempos de pandemia. Habrá altares ricamente
decorados en humildes casas, velas encendidas y puchas rojas aquellos que
pudieron comprarla. No se implora a Santa Corona, desconocida en el
santaclareño barrio. La fiesta es para la santa y todas las Bárbaras nombradas.
Desde que amanece diciembre cuatro, el
rojo se distingue como color de la jornada. Un color ausente de distinción
partidista, simplemente una elección hecha por devoción a Santa Bárbara, Changó
o Shangó en el panteón yoruba de la
Isla. En efecto, el rojo es el color de éste orisha mayor que
es Dios del fuego, del rayo y de los truenos, y se le reconoce como Dios de la
guerra y de los tambores, y por ello, patrón de los guerreros y también de las
tempestades. Es un santo alegre, al que le gusta el baile, la música, y aunque
representa buena cantidad de virtudes e imperfecciones humanas, se le atribuye
virilidad y hermosura. Shangó disfruta al mentir, se jacta de ser quien es, ama
la pelea y adora el juego. Tiene diversos atributos, el hacha de doble filo, el
caballo, los cuernos del toro, el tambor batá, pero se le conoce sobre todo por
la espada y la copa. En
los sacrificios se le ofrecen gallos colorados y claros, pavos, carneros, toros
y tortugas. Shangó es venerado en África, en Brasil y por una buena cantidad de
cubanos. ©cAc-2020
Pila de agua bendita con la imagen de
Santa Bárbara. La pieza está trabajada en madera y pintada de oro viejo. Mide
19cms de alto y 8cms de ancho. Colección particular.
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