vendredi 25 décembre 2020

La Navidad




Igual o diferente, o casi idéntica con menos invitados, el pino iluminado con las mismas guirnaldas compradas en aquel bazar del mercado, el pino de Aquitania también florecido de bolas de cristal que no nos dirán nada del futuro, futuro incierto,  tres lágrimas, y un canto de Navidad que regala el coro de monjes de la abadía de Randol, canto gregoriano que oprime el pecho por nostalgias y alegrías, alegría súbita cuando suena el teléfono y una voz inaudible dice que está bien, que calienta sus manos abrazando con fuerza una taza de caldo, el viejo pino y la claridad mortecina de las fatigadas bombillas, y esas nuevas que parpadean, que se detienen y vuelven a parpadear, el canto que envuelve la pieza, una pieza húmeda, afuera un pregonero la voz cansada, arrastra los pies, transpira, empuja su mercancía, pregona, el canto que envuelve la sala, la sala solitaria, como el árbol de Aquitania, acompañando la chimenea, las paredes tapizadas de hollín, bajará por ella el deshollinador con el fardo de regalos a cuestas, tu voz, las voces, los cánticos, y la calle desierta, la mesa puesta, otra vez la mesa, y otra vez el recuerdo de tantas navidades medio escondidas, la ventana cerrada, para no dejar escapar la alegría desbordando los labios, tus ojos melancólicos, nosotros todos, queriendo hacer doblemente feliz este día de Navidad. ©cAc-2020

1 commentaire:

  1. Muy hermoso. Nada que añadir, solo recrearlo. Gracias y felicidades, Carlos, hermano.

    RépondreSupprimer