Verano
2020. Vuelta a la normalidad pero amenazados, vigilados…
Al
término de ese primer confinamiento, que me pareció de cierto bienestar para
todos, humanos, flora y fauna, la vida comenzó a llamarse normalidad, que viene
de norma, de ser normal, y volver a la normalización social a la que estábamos
acostumbrados. Volver a todo sin ir más allá. Gestos barreras, consignas y
máscaras. Recibos e invitaciones, siempre discretamente. A un metro de
distancia. A metro y medio. Yardas, varas, pies, y fin del kilometraje. Adioses
limitados. Abrazos desde lejos. Jabón, líquidos y geles. Estábamos
salvados ! Salvados de qué ? El verano se impuso. Los trenes
completos, las autopistas desbordadas, el mar, la montaña… Deseosos de voltear
la página del confinamiento, el regocijo, las vacaciones y los dos tres cuatro
muá-muá según la región de que se trate, pusieron a un lado la prudencia. El
lado concienzudo de la gente, como pidieron el gobierno y las autoridades
sanitarias, no creció, y el anunciado « viene el lobo » dio paso a la
bestia y acabó instalándose en cada
hogar y familia, la cólera, la resistencia, el conformismo. Real o imaginario,
zorro o lobo, el animal acechaba. ©cAc-2020
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