Lentamente la horda de rayos solares, todavía envainados, fue avanzando desde Bedarrides, donde estuvo agazapado durante un cuarto de hora en el amanecer provenzal. Una urraca mensajera trajo la noticia en un anillo de la pata izquierda. Detrás de los chopos, la ausencia de hojas dejó ver al asaltante avanzar. La gata Grisetta no encontrando croquetas en las gamelas dispersas por el patio, volvió a su casa. Yo vuelvo a preguntarme si hago o no hago café. Una larga vacilación que me fatiga. Haré menos café, es dañino tomar las cantidades que tomo. En espera de la decisión, le doy una ojeada a los titulares frescos de la mañana. Parece que no han actualizado las noticias y eso descorazona, pues siempre espero alguna novedad impactante, por ejemplo, que encontraron vida humana en Marte. Me llamo por lo cortico, una taza de café y basta. La cafetera me hace un guiño. Echo a volar la imaginación, pero ella vuelve con los bolsillos vacíos. El lunes es un día mediocre e intelectualmente deseperante. Hay que respirar afuera, comenzar barriendo el patio como hacía mi abuela Alta, ella en tacones y yo en botas de caucho. Es una maravilla poder transpirar toda la mañana, viendo caer las hojas del castaño en el mismo sitio que acabo de rastrillar. Felizmente llega la hora en que se almuerza en el Midi. Pattes sans gluten, sauce tomate avec basilic frais du potager et parmesan. El sol está posado sobre la agresiva roca calcárea nombrada Roquemaurettes. La tierra comienza a secar y el tronco del árbol me mira dubitativo. Pienso en una cerveza, y me digo, si te aplicas y trabajas, te tomarás una sentado como un buda sobre lo que queda de tronco del abedul. Tengo una “Stout de Vezelay” que no quiere esperar. El otoño es agradable pero no la estación ideal para transformar un jardín. Unos de los dos catalpa comienza a amarillear las hojas. Otro que me hará rastrillar, -pienso. Rastrillo, pala, y carretilla. He llenado tres contenedores de basura vegetal. Pero por qué basura? Vamos a llamarla futuro composte. Me rindo. Mientras guardo los útiles, se me antoja un arroz con pollo para esta noche. Termino, y no lo pienso dos veces. Arroz con pollo a la chorrera como lo hacía mi tía Carmen. Esto de cocinar “cubano” es un aborto de la naturaleza, si mi arroz no gusta, me lo como yo solo, o vengan, los invito, que donde come uno comen diez! ©cAc-2020
Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
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*Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.*
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que sigu...
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