A medianoche, falto de sueño, vacilé entre dar vueltas en la cama o dañarme los ojos leyendo sobre la pantalla del teléfono (detesto el teléfono). Otro momento de vacilación, leer noticias o leer Semillas secas, que no he vuelto a abrir desde hace dos noches. Opté por los audífonos tratando de escuchar algo nuevo relacionado con las rabietas de Don Aldo. El culebrón es más largo que las interminables telenovelas de O’Globo. Amanezco medio sordo y a causa de los audífonos. Amanezco escuchando la misma letanía. Un café au lait et tartines de beurre et gegeride. Y un café largo a beber leyendo las informaciones de ayer que son las mismas de hoy. Continuamos en Pennsylvania, pero se unen al llavero de las claves, Nevada y Georgia. Habrá amenazado nuevamente Erdogan? Escucho el paso de un mirage sobre el pueblo, pero no tengo idea de la dirección en que vuela. Los gorriones son los más atemorizados y se esconden en las escuálidas ramas del sophorá. La paz matinal es rota por un corto-circuito administrativo. Ingentes esfuerzos para calmar la situación. Huelga de amores en el preciso instante que no debería dejarse de trabajar en este « impasse » de la vida. El virus tiene revuelta a la sociedad y la suciedad se instala en el hemiciclo parlamentario. El día sigue siendo espléndido. Al cabo de nueve días rompo la promesa de no afeitarme durante todo el confinamiento. De golpe el espejo me ha transmitido un mensaje que recibí con un guiño de ojo: también deberías cortarte el cabello, voilà, pélate, para ser más directo, me dijo. Para las autoridades sanitarias y los legisladores del gobierno, pelarse no es esencial, como tampoco leer. No sé en qué ha terminado la protesta de los libreros. Brocolis à la vapeur et pommes dauphines. Sigue gobernando el mismo régimen. Café mientras escribo para no perder la costumbre y cero siestas. Y así paso toda la tarde, escribiendo, tecleando, pensando. Nada de eso es haraganería. Se fue corriendo la tarde y terminé pelado a tijeras por dos manos y un peine confabulados con aquellas « cucarachas » que nos dejaba en la cabeza aquel barbero del Salón Verde. Me pregunto a dónde fue a parar todo aquello que se vendía en esa esquina cuando entonces albergaba la Quincallería El Fuego. El crepúsculo fue fuego este viernes recalentado. Cuánto falta para el noticiero de las 20 horas? Vol au vent à la brandade de morue. Bacallao, una parte de mis ancestros catalanes, sin olvidar a los Palau. Y seguimos sin terminar el conteo…©cAc-2020
Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
-
*Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.*
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que sigu...
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire