dimanche 16 août 2020

San Roque, Elegua en el panteón yoruba


Zoila Rosa, hija, hermana, esposa, madre, abuela, tía, nos dejó un legado espiritual que en la familia no ha desaparecido. Y no pasa un 16 de agosto sin que tengamos un pensamiento por ella, y por San Roque, porque en su desarrollo espiritual, encarnó a uno de los mejores Elegua que se hayan asentado en el santaclareño barrio Condado. San Roque y Elegua, son uno mismo, son el amasijo espiritual, religioso y cultural del sincretismo afrocubano.

Puedo escuchar, imaginariamente, desde aquí, el retumbar de tambores y los cantos en el interior de casas del Condado que celebran, desde la víspera del 16, la fiesta en rojo y negro, del orisha que abre los caminos, que guía, que protege. Puedo imaginar a sus fieles, danzando, cantando, ahumando o depositando ofrendas en un rincón de la pieza familiar donde se festeja al orisha. Ese Condado santaclareño, que un 16 de agosto puede trasladarse a Miami, a Buenos Aires, a Edimburgo, a Paris y también a Estocolmo.

Mientras prosigue la madrugada santaclareña, cuando las estrellas somnolientas comienzan a esconder tu titilear, la iglesia colegial de este pueblo acariciado por el Ródano, hace sonar sus bronces por su patrón, San Roque, hermosamente esculpido y tronando en su altar. Sólo el repicar de campanas. No habrá fiesta votiva en tiempo de pandemia. San Roque, una vela, dieciseis campanadas, el camino trazado desde su nacimiento en Montpellier, los caminos andados de la Europa secular de pestes, fiebres y gripes… la rueda sigue su curso de vueltas. ©cAc-2020

                                                        

2 commentaires:

  1. una vela para San Roque,en su dia,muchos recuerdos de familia,que la salud no nos falte

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