Inmueble premiado en la categoría “Conservación” del evento provincial
villaclareño, el cine “Sagua” está ubicado en la calle
Céspedes de la ciudad de Sagua la Grande. Viajando en la máquina del tiempo,
volvemos atrás, al final del siglo XIX, para descubrir el pasado de este sitio.
En el lugar, hacia 1877, señalado como calle Tacón N° 95, existió una casa
teatro levantada en mampostería y tejas, propiedad de Don Juan de Iriarte. En
1912, su viuda, Doña Isabel Canto y Nores, adquirió la finca señalada con el
número 93, y unificó ambas en una única parcela. La nueva parcela fue arrendada
entonces a la Sociedad Mercantil Colectiva de Santos y Artigas en octubre de
1914 para que se demoliera lo edificado y erigir en el lugar un nuevo teatro.
El edificio fue construido a la altura de los grandes teatros cubanos de la
época: “La Caridad” de Santa Clara, el ”Terry” de Cienfuegos, el “Sauto” de Matanzas,
y “Principal” de Camagüey. Inicialmente nombrado teatro «Santos y Artigas», con
el tiempo cambia de nombre y pasa a llamarse teatro “Principal”. El edificio fue
demolido después de 1959, y esta acción trajo consigo la pérdida de un
magnífico exponente del eclecticismo en la Villa del Undoso. En el sitio del
otrora Principal, se proyectó levantar una sala de cine, cuya ejecución comenzó
en 1966. Cuatro años más tarde fue inaugurado un cine moderno el cual fue
bautizado como “Cine Sagua”. El inmueble de 1970, que muestra un alto nivel de
conservación, constituye uno de los pocos ejemplos de movimiento moderno
construidos en el país después de 1959. El edificio posee una rica expresión
formal basada en el uso de volúmenes prismáticos en la fachada, ritmo que logra
a partir de su repetición. La carpintería se manifiesta partiendo de sus grandes
paños de aluminio y cristal que se repiten en ambas fachadas, lo que permite
espacios interiores beneficiados por la luz natural de una gran transparencia y
vinculados al exterior. Los muros están revestidos con “piedra de Jaimanitas”,
la cual enriquece la expresión externa de la edificación; en los interiores se
logran espacios expresivos a partir de la combinación de los materiales, la
utilización de desniveles en los pisos y la exposición de los elementos de la
estructura, nótense las aberturas en los techos que permiten la ventilación
natural así como una iluminación indirecta. La expresión arquitectónica lograda
provoca un contraste con el resto de las edificaciones del entorno más
inmediato donde predomina la arquitectura tradicional. No obstante sin romper
con la escala y líneas generales del perfil, enriquece el contexto donde está
enmarcada, y se ha convertido en paradigma del movimiento moderno en la ciudad
y, por su volumetría, hito a nivel urbano. Evidentemente, su ejemplaridad
arquitectónica nunca podrá superar el valor patrimonial y cultural del edificio
demolido en los inicios de la década de 1960, y eso, a pesar de que la sala de
cine actual se ha impuesto en su rol cultural y como ejemplo patrimonial de la
ciudad del norte villaclareño.
*Yiset
Betancourt Casanova. Santa Clara 1973. Arquitecta por la UCLV. Especialista del
Centro provincial de Patrimonio.
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