lundi 22 février 2010

Ganada, a medias…(Montaña Ganada, Haria)


©cAc

Salimos del pueblo en dirección al mar por la calle Rincón de Aganada. La calle sigue el ritmo que impone la cuesta. Los jardines transpiran un olor conocido. No reconocemos el árbol pero el aroma del jazmín es inconfundible. Las últimas casas están levantadas casi en el mismo barranco. El blanco se tiñe de tierra, pero el color ocre no agrede, sino que da vida a los muros, porque la tierra es vida aunque solo sea como una mancha. La calle se desviste del alquitrán y se convierte en camino bordeado de piedras que hacen frontera no solamente al intruso sino también al viento buscador de conflictos. La intención de subir, y tocar el cielo en Ganada no es la mejor opción. La tarde deambula entre cielos límpidos y los caminantes se fatigan. Ganada parece nunca llegar y nos entretenemos mirando a lo lejos el señorial pastoreo de cabras que se empujan bajando una cuesta. El pastor controla el desorden y decidimos el retorno al pueblo que comienza a despertar de su siesta. ©cAc

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