Serenos
desgarros van marcando el tránsito de todas las piezas en “Mañana antes del alba”, un nuevo libro con
el que Carlos Alberto Casanova persevera en su estilo de poetizar mediante descripciones
sucintas de escenas, remembranzas, discurrimientos que en definitiva parecen destinados
a prefigurar el paisaje interior del autor, en tanto versificador de emociones
y estados del alma.
Desde tal presunción,
podría afirmarse que el poemario procede como una especie de dietario. Pero su arquitectura
descriptiva, más que para recrear los sitios y sucesos que rodean al poeta y en
los que él fija la mirada, ha sido dispuesta en función del movimiento y de las
evoluciones de su personalísimo yo interior. Yo sueño/cuando al pasar, miro
alelado/ los tallos secos crujientes/ símbolos de un pasado que volverá /cada
vez, pétalos blancos, radiantes. / Misterio de la simplicidad… Es la refrendación
de una actitud anímica que, si bien nos da cuenta de lo transcurrido, lo hace sólo
para refocilarse en el transcurrir mismo como objeto de experiencia sensible.
No en balde la
melancolía es aquí una constante notoria. Sostiene la física interna del
poemario, establece las reverberaciones tonales de cada composición, y aun de
cada verso, determina la coherencia general afincada en el recurso de expresar
mucho con pocas palabras. Dios me miraba/asustado por la ausencia/de ángeles
sobre mi cuerpo… Es poesía intimista en la cual lo simbólico se anticipa a lo
alegórico, mientras la elegancia señorea a través de imágenes tenues y despejadas.
Me parece obvio
que aquí Carlos Alberto Casanova no pretende contar algo en concreto, o razonar
en torno a temas que se conectan con las circunstancias de su vida actual o
pasada. Sencillamente se detuvo al borde de sí mismo para observar cómo discurrían
sus pulsiones internas. Sin buscar inferencias ni aleccionamientos. Sólo por dar
cauce al fluir de sus nostalgias. Ello, más el acierto de conseguirlo mediante
versos de refinada factura, pulcros, sutiles, a la vez que muy cuidadosamente elaborados,
coronan la singularidad de “Mañana antes del alba”.
José Hugo
Fernández, Miami, enero de 2025.
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