Este
año 2023, en el mes de agosto, se cumplirán cien años de una ausencia en el
corazón de Santa Clara, aquella que fuera la Parroquial Mayor, demolida y hecha
polvo para en su lugar nacer la nada. Cuatro meses antes de la desaparición del
edificio que pudo ser la más rica joya del patrimonio urbano de la ciudad de
Marta, en una casa de cuartos corridos, como casi todas las viejas casas de la
calle Colón, una comadrona asistía a Mercedes Oliva que traía al mundo a su
octavo vástago. Nombraron Ana Olga a la recién nacida, que hoy 13 de abril, si
viviera, celebraría su centenario. A Olga, Ana Olga, mi madre, nuestra madre, ausente
en la calle Candelaria, dedico Vidrio en las pupilas, que vidrioso, suelto y
apresurado, nace en este mes de abril, para marcar ochenta y cuatro años de
vida frágil y tierna, y dieciséis de ausencia cual vacío, como el que dejó la
parroquial en los pilongos, vacío infinito inalcanzable que dejó nuestra madre
a sus hijos, y que hoy la recordamos mientras el vidrio se escapa de las
pupilas, con la soltura de un ave que vuela de prisa, como la vida antes de
detenerse. © cAc-2023
Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
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*Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.*
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que sigu...
Muy emotivo lo que escribes. Como lo es también "Vidrio en las pupilas". Abrazos.
RépondreSupprimer...y también emociona que la emotividad envuelve, y se convierte en comentario, gracias Abel.
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