Hace treinta y seis días que llegó a mi buzón, un cometa
desbordando nieve, y tuvo que esperar todo ese tiempo para que apaciguara la
tormenta, tormenta acompañada de guerrero viento vomitando su furia. Al abrir
el sobre acartonado, las tormentas, la nieve, el cometa y el libro, estallaron
en mis manos, y de un golpe supe que aquella reunión de artículos, reseñas y
prólogos seleccionados por Odalys Interián, leídos indistintamente en el
momento que inicialmente aparecieron, me mantendrían en vilo esta noche
invernal, iluminado por una discreta lámpara de amarillenta luz, el mistral
soplando afuera, el gato extendido como un lagarto felpudo a mis pies y acompañado
por la respiración de mi otra mitad, los cabellos en desorden esparcidos sobre
la almohada. La madrugada fue una fiesta de letras para descubrir, (y también
redescubrir) guiado por Abel Germán, a Lídice Megla, a Eduardo René Casanova
Ealo, a mi coterráneo Félix Luis Viera, a José Hugo Fernández y a Odalys Interián.
Gracias Abel, por haber reseñado mi cuaderno “Un hombre parecido al mañana”, y
gracias Dos Islas, por haber incluido la reseña de Abel en este Cometa con
tormentas de nieve. ©cAc-2023
Editorial Dos Islas, Miami 2022
Gracias a ti, Carlos, amigo. Y me alegra haberte acompañado de alguna manera en esa madrugada invernal. Abrazos.
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