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Je passe d’un village fantôme à une petite ville moribonde, ou presque morte, malgré le va et vient des cyclistes qui quittent la ville en direction du sommet ou qui descendent après la titanique ascension. Je me promène par les ruelles étroites de Sault, autrefois ville noble où siégeaient les Agoult (Branche des Agoult de Sault) au XVIème siècle. La pluie annoncée pour ce vendredi n’a pas tombée. Un peu de mistral et du ciel bleu dans l’après midi me poussent à penser à la journée de demain, samedi 3 de septembre. Sans savoir pourquoi, d’un coup je pense à Fides, la déesse de la bonne foi et de l’honneur dans la mythologie romaine et je rentre à Notre Dame de la Tour, obscure et tristounette, qui sent l’humidité de ses murs décrépis et je sors rapidement pour retrouver l’air et la lumière qu’enveloppent les champs de lavande du côté de La Nesque. ©cAc-2022
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La llegada a Sault. Pie de foto: El monte Ventoux visto desde la carretera departamental 950, ruta que une el pueblito de Revest du Bion y la ciudad de Sault en la base del monte.
RépondreSupprimerYo paso de un pueblo fantasma a una pequeña ciudad moribunda, o casi muerta, a pesar de la travesía constante de ciclistas que van en dirección de la cima del Ventoux o que descienden del monte después haberlo subido tenazmente. Yo me paseo por las callejuelas estrechas de Sault, villa que fuera noble y donde hacia el siglo XIV administraban los Agoult de Sault, rama de la poderosa familia Agoult, Para el viernes estaba anunciada una lluvia que no cayó. El viento mistral que soplaba y una tarde de cielo azul me empujaron a pensar en la jornada del día siguiente, el sábado 3 de septiembre. De golpe y sin saber el por qué, pensé en Fides, la diosa del honor y la lealtad en la mitología romana y entré en Nuestra Señora de la Torre, iglesia oscura y triste cuyos muros vetustos dejaban escapar la humedad. Salí rápidamente de la iglesia para respirar el aire puro del exterior y ver como la luz envolvía los campos de lavanda del lado que corre el Nesque.
Preciosa crónica, siempre buscando la luz y la belleza, gracias por compartirlo.
RépondreSupprimerSaludos Anónima o Anónimo, y gracias por encontrar preciosa la crónica, en todo caso la escribí con mucho amor, que hace parte de la luz, esa a la que le corro detrás, la belleza la encontré dos o tres días atrás, mirando un rayo de luz entrar por el óculo de Notre Dame de Boulinettes, en la desaparecida abadía de Valsaintes.
SupprimerCarlos, tus crónicas de viaje son insuperables. Abrazos.
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