jeudi 16 juillet 2020

La vida húmeda en un seco mes de julio…


La vida húmeda en un seco mes de julio…

…el mes que me vio nacer, el mismo mes que nació mi padre, el mes de los fuegos de artificios y aquel que vio fundar Santa Clara hace 331 años a la sombra de un tamarindo. En cambio, un castaño y bajo su copa, vio nacer la humedad rara y convulsa que transpira mi cuaderno dedicado a la humedad de unos ojos, hoy desaparecidos, de las paredes, a la humedad de siempre.
Como otros cuadernos, La vida húmeda es el término feliz de horas de vida dedicadas a garabatear historias con profusión de colores y matrimonios del sepia, el blanco y el negro, dispuestos a hablar solos a través del mundo de la escritura.
Y como otros, La vida húmeda esperó paciente la hora de nacer, de salir de entre gavetas polvorientas y hojas amarillas por el tiempo que durmieron junto a reducidos lápices y bolígrafos exprimidos por la prisa de escribir. Y sin embargo, no hubo prisa en lo que apresurado me regala este mes de julio: la publicación de La vida húmeda por la Editorial Primigenios.
A quienes regularmente entran en mi espacio vital, y a aquellos que lo hacen sin compromiso y cuando leerme les hace bien, les adelanto la maqueta del libro que Primigenios gentilmente me hizo llegar, y que saldrá próximamente.
La nota que acompaña la contraportada, fue escrita por un amigo que aprecio, que sabe hacerlo como nadie, el escritor cubano Abel Germán, y al cual agradezco infinitamente. Del autor, entre ustedes, unos lo conocen mucho, otros poco o casi nada. Salvo que envejece, sigue siendo el mismo que escribe siguiendo el curso de una libélula tornasolada. La ilustración de la cubierta, Yo y la aldea, de Marc Chagall. El editor, un coterráneo, Eduardo René Casanova Ealo. © cAc-2020

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