vendredi 10 mai 2019

Vieux chemin de Villefort



Entusiastas a pesar del tiempo entreverado, decidimos descubrir el camino que nuestra anfitriona nos recomendaba. Kalú también se unió al entusiasmo y meneando la cola, se nos adelantó por un atajo que lleva al caserío. Por un sendero que bordea una desvencijada, -yo diría abandonada- granja, llegamos al punto en el que debíamos bifurcar a la izquierda y seguir todo recto hasta donde quisiéramos detenernos y luego regresar. Camino estrecho que en su tiempo fuera un poco más holgado, va contorneando el flanco mientras desciende hacia el Cèze. El camino estuvo recubierto de lajas de esquisto, unas incorporadas, otras nacidas allí. El gris veteado de oros y verdes fulgura cuando el sol sale desvestido de detrás de gruesos nimbos. La vegetación es exuberante, castaños y robles se disputan la terraza superior del camino, toda lajeada, los pinos se conforman con crecer en el desfiladero, y como manto que cubre sin límites, los helechos de fina hoja nervada. La genista perfuma con su amarillo rey. Una culebra se asusta al vernos y se escurre entre los esquistos que forman una pared. A medio camino descubrimos la vieja Simca abandonada, ahora envuelta en hiedra y hojas secas que cubren lo que queda de sus asientos. La Simca, excelente carrocería, a pesar de los años y el olvido en el viejo camino de Villefort. Todavía deseosos de caminar y entusiasmados doblemente con la máquina, decidimos hacer par de kilómetros más hasta el claro desde donde se advierte el Cèze, abajo, en el valle, arenoso, irradiando beige y azul de una transparencia fenomenal. Satisfechos de ver el río, de escuchar el golpeteo de sus aguas queriendo saltar un rápido, disfrutar del murmullo del pinar embelesado por la ligera brisa viniendo del norte y  un poco empujados por el cansancio, volvimos atrás, por el sendero que fuera camino, saltando lajas, subiendo ahora lo que antes descendimos. Respirando a pulmón pleno, llegamos de nuevo al cruce donde termina el camino, y otro camino, ahora asfaltado, lleva al caserío, y nos devuelve a la mazade. ©cAc-2019

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire