mardi 7 mai 2019

Le Pont du Jeannot


El sendero en bucle conocido como Du Pont du Jeannot no estaba programado para la tarde del martes. Visitar el jardín de Tomple estaba previsto antes de quitar Charnavas. Se accede al jardín por una cuesta que desciende desde la D906, a un kilómetro y medio de Génolhac. Nosotros nos metimos en la cabeza que tendría que existir una entrada por el fondo del Jardín, y como « tête de mule » que somos, decidimos entrar de otra manera. Nuestro anfitrión nos propuso gentilmente llevarnos hasta donde comienza la pista que desciende a Montredon, y desde ahí, caminar por la enrevesada pista, a veces engañosa, bordear manantiales, saltar pequeñas cañadas, escuchar el lamento de los pinos maltratados por el viento, y ni qué decir de aquellos tumbados a tierra, prestos a ser llevados a un aserradero. Renoncules y pissenlits disputándose las orillas de la pista, los piñones poniendo zancadillas y las agujas de pino creando alfombras misteriosas. La hojarasca amarillenta, seca o indefensa ante la humedad que reina en el sub bosque, se deja pisar sin lamentos. En lo más bajo de la pendiente, donde la pista desaparece y da paso al hermoso sendero verde-marrón, un clamor de aguas saltando piedras, espolones rocosos y canjilones vestidos de musgo, nos hizo detener. Por allí corre el Amalet, y para cruzarlo, no más que atravesar el Pont du Jeannot, encontrado al azar, y sin idea de qué hacer, continuar el sendero?, la transpiración condicionada por el pánico de perdernos, la ausencia de red en el teléfono, la angustia de volver atrás, y volvimos atrás. Volviendo atrás, un tímido « jardín » escrito sobre una plancha de madera, a su vez claveteada sobre el tronco de un roble, nos devolvió el respiro y los deseos de tomar el desvío anunciado. ©cAc-2019

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