dimanche 5 mai 2019

La Garde-Guerin (nombrado como tal desde 1298)


Contorneamos el lago por la cortina de la represa para en la rotonda volver atrás y subir la sinuosa cuesta de la D906 que nos lleva a la alta planicie donde se asienta La Garde-Guerin. El viento era menos fuerte cuando llegamos al burgo, pero la temperatura no pasaba de cuatro grados. Ambiente tranquilidad como consecuencia del mal tiempo. Un domingo soleado de un mes de mayo normal hubiera sido un domingo de hordas turísticas (como si no lo fuéramos nosotros !). Las cruces de la misión dan la bienvenida al burgo, una en piedra mirando al norte (el Macizo central), la otra forjada mirando al sur (al Mediterráneo), y es que desde la Edad Media, el villorrio, atravesado por el camino de la Régordane, era frecuentado por los viajantes y mercaderes que se movieran entre ambos mundos medievales. Burgo y puesto fronterizo, La Garde-Guerin fue tomada y destruida a medida que las guerras asolaban la región, pasando de señores a clanes, de católicos a protestantes, reconstruido y vuelto a renacer, hoy se cuenta entre los « pueblos con encanto » del hexágono. ©cAc-2019

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