Contorneamos el lago por la
cortina de la represa para en la rotonda volver atrás y subir la sinuosa cuesta
de la D906 que nos lleva a la alta planicie donde se asienta La Garde-Guerin.
El viento era menos fuerte cuando llegamos al burgo, pero la temperatura no
pasaba de cuatro grados. Ambiente tranquilidad como consecuencia del mal
tiempo. Un domingo soleado de un mes de mayo normal hubiera sido un domingo de
hordas turísticas (como si no lo fuéramos nosotros !). Las cruces de la
misión dan la bienvenida al burgo, una en piedra mirando al norte (el Macizo
central), la otra forjada mirando al sur (al Mediterráneo), y es que desde la
Edad Media, el villorrio, atravesado por el camino de la Régordane, era
frecuentado por los viajantes y mercaderes que se movieran entre ambos mundos
medievales. Burgo y puesto fronterizo, La Garde-Guerin fue tomada y destruida a
medida que las guerras asolaban la región, pasando de señores a clanes, de
católicos a protestantes, reconstruido y vuelto a renacer, hoy se cuenta entre los
« pueblos con encanto » del hexágono. ©cAc-2019
Lomas, cuestas y declives (Santa Clara)
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Mientras escribía los textos de *Un barrio, una iglesia, un parque*, que
serán publicados poco a poco en el blog www.santaclarabycac.blogspot.com no
pud...
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