Pero no Juana B., ni Juanita C., no! Nada más y nada menos que la doncella de Orleans (Juana de Arco) en la piel, voz y gestos de Abke Haring, que acompañada de Gilles de Rais; el Delfín de la corona; su madre, la reina Isabel de Baviera; Monseñor Cauchon, el señor de Bouligny y el De La Trémoille, nos van a helar la sangre en la gradería de la Cour d’Honneur del Palacio de los Papas de Avignon con el espectáculo de Guy Cassiers, “Sang & Roses. Le Chant de Jeanne et Gilles”. La pieza, estructurada en dos partes, se basa en el texto de Tom Lanoye, Sang & Roses, y cuya acción se desarrolla en el s.XV, entre 1429 y 1440, cuando Inglaterra y Francia se desangraban por la pretendida corona de Francia, en tiempos de la Guerra de los Cien Años. Béatrice, la amiga con la cual asistí al espectáculo, y yo, quedamos cautivados por la trama convertida en fantástica producción por Guy Cassiers y Toneelhuis. Claro, algo así solo puede verse en la mítica Cour d’Honneur del otrora recinto papal. El espectáculo concebido en neerlandés, podía seguirse subtitulado. Una pantalla enorme adosada a los viejos muros, efectos técnicos, y la posibilidad de sentirse en el patio papal, en la intimidad palaciega, y como espectadores del injusto proceso. En contraste con los empedrados muros, el azul nocturno del cielo aviñonés (la pieza comienza a las 10 de la noche), y para ayudar al congelamiento de la sangre, el aire frío del mistral invadiendo la Cour. Noche de aprendizaje, porque la historia me resultó casi nueva, pues poco conozco de la aventura y tragedia de aquella que combatió a los ingleses, hizo levantar el sitio de Orléans y coronar al rey en Reims. Pausa pasada medianoche, para hacer honor al mistral, en Lou Mistral, en la bulliciosa Place de l’Horloge, y para cerrar con “tragedia” la noche festivalera, la sorpresa de no encontrar el coche donde lo dejamos parqueado. Pero esa es otra historia, inútil de atiborrarlos con ella! ©cAc
Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
-
*Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.*
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que sigu...
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire