mercredi 13 octobre 2010

El café Iruña en Pamplona



Siendo adolescente y más tarde otro par de veces, atravesé toda La Habana y su periferia para visitar la finca La Vigía en San Francisco de Paula, donde viviera el prolífico Hemingway. Y por supuesto, teniendo a dos pasos al este, Cojímar, no iba a perder la posibilidad de visitar el pueblo de pescadores que guiara al escritor en su novela “El viejo y el mar”. De Hemingway las ediciones Huracán me ofrecieron creo que casi toda su obra y lo que no, bien que me lo procuré por otros medios. Confieso que el continente africano, como sitio para conocer en vivo, me interesa poco, y salvo los países de la cuenca mediterránea, y quizás Sudáfrica algún día, no le veo interés particular. De manera que el Kilimanjaro quedará en mi memoria como la cumbre nevada que nos regalara el autor de Paris es una fiesta y de Por quién doblan las campanas. Compré una edición en inglés de Islas en el Golfo, cuando visité Key West en la primavera del 2005, oportunidad para poner los pies en la casa del escritor, convertida en museo. Sin embargo, lo que me interesa comentar aquí, es la magnificencia del Café Iruña, donde el escritor se sentaba cuando iba a Pamplona a disfrutar de los encierros y corridas de toros. En La Habana, Hemingway se hospedaba en el Ambos Mundos, y se regalaba placeres en el Floridita y en La Bodeguita del Medio. A dos pasos del Café Iruña, el hotel La Perla servía de refugio al escritor, fanático de los toros y del embrujo de las corridas (embrujo que no me toca en absoluto!). El Café Iruña, en la plaza del Castillo, fue fundado en 1882 siguiendo la moda europea de los cafés de la Belle Époque, glamour que no ha perdido nunca el establecimiento. Con su soportal y sus toldos hacia la plaza, para proteger a los clientes del sol, o de la lluvia, el Café está instalado en los bajos de un inmueble construido a finales del XIX. Molduras, lámparas, espejos, mármoles y columnas, y frisos blasonados, me trasladaron a una tarde iruñesa, una de aquellas tardes en que el escritor dejaba su habitación de La Perla, se instalaba en una mesa del Iruña, y esperaba el momento de caminar hasta La curva de la Estafeta, para ver el tropel de toros venir como una riada de cuernos en busca de osados y valientes. ©cAc

2 commentaires:

  1. q sorpresaaa!!! carlos buscando la manera de contactarte he encontrado esta maravilla!!! ya me lo contara nuestro arturito pero los avatares de la vida no me dejaron hasta hoy disfrutar de tu trabajo..ENHORABUENAAAAAAAAAAAA!!!
    ahhh, estoy en parís el 23, mi tfno de casa es 0034981908304, llámame, xfa!!! besosssss

    RépondreSupprimer
  2. ok carlos estoy visitando tu pagina, saludos Reynel

    RépondreSupprimer