lundi 13 septembre 2010

Oviedo

Llegué a Oviedo en pleno jolgorio. Música y vinos, tapas y vinos, música, vinos y gentes, que se regalaban en la fiesta de los vinos, aún a esa hora tardía de la noche…, bueno, tarde para mí, quizás, cuando en realidad eran apenas las diez! Me instalé en un hotel de la calle Uría, tomé un baño reponedor de fuerzas y salí a la calle para catar un vino y picar algo en uno de los muchos bares de sus calles peatonales. De Oviedo vi poco, vi aquello que estaba cerca del hotel y cuando la fatiga me susurró “allé, à dormir”, me fui raudo a la cama, en la que dormiría apenas seis horas. Al despertarme y abrir la puerta de la habitación que da al balcón, junto a otras, una bandera cubana se encargaba de darme el buenos días ovetense. ©cAc

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