El prado que nos empujaba a visitar Compiègne, no es otra cosa que la avenida des Beaux-Monts, larga de cuatro kilómetros y ancha de unos sesenta metros. El parque, pequeñito, debió ser con jardines a la francesa que nunca fueron terminados. La moda hizo que dominara el espíritu de jardín a la inglesa, cuando fue replanteado a partir de 1811. La avenida, es la prolongación del parque, y desde el castillo, la vista se pierde en los confines del bosque. Fue Napoleón I quien la abrió en 1810 pero que tardó trece años en terminarla, cosa que no vio el emperador pues murió dos años antes. La promenade por el parque y la pausa sobre el césped de la avenida matizada de verdes, malvas, rojos y marrones árboles, nos hizo dormitar y soñar con el almuerzo que nos esperaba en “La Brasserie de Paris”, en pleno centro de Compiègne. Miren el prado, los colores, el apacible espacio de mayo petrificado en los olores primaverales que envuelven el castillo, y busquen un tiempo para colgarse a la historia en este punto de la Picardie! ©cAc
Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
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*Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.*
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que sigu...
¡ Me gusta ! he vivido 2 años en Compiègne y conozco muy bien el parque
RépondreSupprimerGracias por visitar el Compiègne de mi blog y si sigue viviendo en la ciudad picarda, disfrútelo doblemente. Saludos, cAc
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