vendredi 14 mai 2010

L’incendie de la rue Truffaut




Abril y de madrugada. La calle, solitaria. Los faroles públicos, despiertos a esa hora en que los vecinos duermen y cuelgan sueños. Truffaut. Calle que va de la rue des Dames a la rue Cardinet pero a la inversa en el sentido de la circulación. Calle que puede recordar a muchos la cadena de tiendas de jardinería con ese nombre, a otros, al cineasta parisino, François Truffaut, que nos regalara una, si rica filmografía. Y también, la calle de la Comisaría. Madrugada fría de una extraña primavera. Mientras el vecindario dormía, a lo largo de toda la calle, -que no es tan larga, el calor comenzaba a ser insoportable para los vecinos del 33. 33, rue Truffaut. Bello inmueble de ladrillos rojos y piedra de talla, con sus balcones corridos en el segundo y quinto piso al estilo Haussmann, pero más tardío. Uno de los edificios más hermosos de la calle, ligeramente reculado, permitiendo un amplio espacio en su acera. Al centro de la fachada, un balconcillo de balaustres en el tercero, sostenido por dos ménsulas que parten del segundo, techado, a su vez sostenido por dos columnas, todo en piedra de talla de Paris… Fue, el primer edificio (fuera del mío, evidentemente) de la calle que visité cuando nos instalamos en Batignolles. Allí tenía su apartamento una amiga, bonito apartamento. La calle Truffaut ha cambiado mucho, desde aquella vez que entré en una tiendecita de reparación. Corría 1993. Los comercios han cambiado o desaparecido, y la calle ha visto un reordenamiento urbano. Limitación del parqueo de autos, incorporación de bornes y el ordenamiento de zonas para el parqueo de motos y bicicletas. Del parqueo frente al número 53 me robaron la bicicleta una noche. Y otra noche, hace exactamente un mes, del parqueo “dos ruedas” construido frente al 33, se desencadenaría el horrible incendio que ennegreciera su fachada, interrumpiera el sueño y convirtiera en pesadilla la vida de sus vecinos. Todo comenzó al incendiarse un ciclomotor, que en su agonía envolvió a todos los parqueados. Y la flama no se contuvo. Ardió el inmueble, ardieron los dos comercios de la planta baja, y la tienda de costura de mi amigo turco, situada en los bajos del edificio vecino, ardieron los autos parqueados en la acera del frente, se estremecieron las fachadas vecinas, se derritieron las farolas y el chapapote de la acera hirvió, y se hizo lava… Nunca he sido espectador de una guerra, pero puedo imaginar la crueldad que cargan en sus espaldas. El perímetro incendiado de Truffaut era (y todavía lo es en menor grado) la viva estampa de una guerra. Un crimen? Un accidente? Crimen o accidente, ya se cuentan varios en el barrio, y en otros barrios de Paris. Todo parte siempre de la quema de un ciclomotor. Quién fue el Nerón inescrupuloso que calcinara la tranquilidad de los vecinos del 33, y de otros vecinos, y de otras gentes, que hiciera tanto daño al patrimonio urbano, a dos pasos de la Comisaría del 17ème, en Paris, una ciudad tranquila, o bastante tranquila, en la segunda década del siglo XXI. ©cAc

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