El viento sopló con fuerza toda la noche. Gemía y violentaba las contraventanas. Sacudía los muros y enviaba signos de guerra por entre las hendijas imaginarias del antiguo establo. Arañas corriendo a guarecerse del vendaval, lagartos estáticos disfrutando del pánico que crea un viento huracanado en medio de un paraje elegido como refugio y reposo. El viento agita los espíritus y crea una suerte de incertidumbre mientras dura la noche. Con las primeras luces del alba, vuelve la calma, y nace un día ideal para pintarlo en la memoria. ©cAc
Lomas, cuestas y declives (Santa Clara)
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Mientras escribía los textos de *Un barrio, una iglesia, un parque*, que
serán publicados poco a poco en el blog www.santaclarabycac.blogspot.com no
pud...
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