mercredi 17 février 2010

Mal tiempo en las islas…


En la península no pensamos en el tiempo que haría en las islas. Un paseo por el Barri Vell, compra de mapas en Ulyssus, que siempre dispone de buenas cosas y una cena ligera. La noche gironesa es tranquila y ni la lluvia ha molestado con su constancia al caer en la calle. Amanece despejado y despejados son los cielos en los que el Boeing 737 se escurre. El cansancio se mezcla con la blancura de las nubes y caemos en un sueño profundo hasta bien entrados en el Atlántico. Las islas asomaron, diminutas, perdidas allá abajo, en medio de un azul profundo como el sueño roto una media hora antes. Llegamos al radio de islas, rocoso, de un marrón ladrillo con vetas de un verde tierno, par-ci par-là, llegamos, y de qué manera!. Todo había comenzado en apariencia bien, pero la situación se puso fea llegando a nuestra isla de destino: Lanzarote. Una borrasca inimaginable no nos permitía aterrizar. Los relámpagos corrían desesperados e iluminaban aquello que era cielo o interior de un sarcófago alado. Dos intentos fallidos, y como si huyéramos de un ciclón, volvimos remontar vuelo atravesando nubes de una ferocidad algodonada. Bloques de lluvia, un ejército de gotas armadas de lanzas, disfrazadas de algodón. La tempestad perdió brío y la lluvia amainó. Comenzamos el descenso, y vi aletear al avión como una cigüeña fatigada. Al tercer intento, como desafiando nimbos y montañas grises, fuimos perdiendo altura y el comandante de la nave encontró la salida que nos evitó un final inesperado. Coraje al enfrentarse a la borrasca o imprudencia? No sé. Mientras vivíamos aquella pesadilla en el aire, tuve un pensamiento para alguien que no está ya entre nosotros, y que debe haber vivido segundos infernales como nosotros durante dos cuartos de hora, y oré interiormente por ella, y por nosotros. Una vez en tierra, sentí que transpiraba de una manera brutal, y creo que era el miedo acumulado durante la etapa final de la travesía. Recogimos el equipaje, recuperamos el carro en la agencia de CICAR y enrumbamos por la carretera en dirección a Arrecife. Antes de entrar a la ciudad, tomamos la Circunvalación en busca de Tahíche, para seguir al norte, hacia Orzola, pero quedándonos a medio camino, en Punta de las Mujeres. Agua y viento. Noche anticipada borrascosa. Lanzarote cubierta de cielos tempestuosos, veteados de grises malvas y detrás, detrás Las Atalayas, envueltas en velos agrisados, frente a nosotros el mar, erizado, golpeando las rocas, chocando contra el faro, desde temprano pestañeando por segundos, dando saltitos rojos y enviando besos a los marineros, ansiosos de tocar tierra, por tocar la Punta de las Mujeres. ©cAc

7 commentaires:

  1. Espero que ese mal comienzo se torne en un buen final, disfrutando de todos los rincones de esa isla, sobre todo de los Jameos del Agua. El tiempo se nos esta volviendo loco.

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  2. Comparto el deseo de jecuevas y que disfruten no sólo de Lanzarote sino también de Fuerteventura y sobre todo de nuestro reencuentro después de veinte años, acontecimiento que espero haga recular todos los contratiempos, al mundo amable de las anecdotas. Un abrazo.

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  3. Gracias a los dos por la buena fibra que nos trasmiten desde Madrid y Puerto del Rosario. ya paso el susto y la isla se nos abre como un crater a redescubrir, la energia llega de todos los rincones y a bolsillo lleno la acaparamos! Hasta pronto a uno y otro, y hasta la semana proxima al hacedor de inprontaenlasdunas...,cAc

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  4. Cuanto siento que hayan tenido tan desagradable experiencia. Es algo que no se le desea a nadie.
    Espero los dias siguientes recompensen con creces ese mal rato.
    Como dice jecuevas, el tiempo se nos esta volviendo loco.
    Estocolmo esta en caos total y paralizado por tanta nieve. Y no parece querer parar de nevar.

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  5. El susto paso Magtiel, y desde luego, deja una leve marca, ahora ni pensamos, y decidimos venir a Fuerteventura en barco, para dejar la obligacion de volar para el regreso...
    JECuevas tiene razon, la locura se ha apoderado del tiempo excitado ante tanta desmesura humana; ya los suponemos paleando nieve para abrir camino en la puerta de la casa (estoy bromeando!) apuntense para cuando volvamos a las islas vengan a vernos! hasta pronto, cAc

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  6. Carlos no había encontrado el momento para comentar tu aventura aérea, reconozco que puedes tocarte en la garganta los atributos.Yo pasé una parecida volando de Tokio a Vancouver, terminé como una calcomanía incrustado en el techo del baño del Boeing 747, a partir de ahí me quedé tranqulio y comprobé que los aviones son duros. Que bueno que te escapaste de este mistral isleño. Ahora a disfrutar y a comer plátanos. Un abrazo Kikale

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  7. Kikale, el tiempo pasa veloz y aunque no siempre hay para la escritura lo hay para el pensamiento, gracias por tu llamada, a la cual no fuimos reciprocos, pero sera una vez en casa. Habra otros vientos y otras brisas en lo adelante, esperemos que sean gentiles con nosotros. Un abrazo isleño y borrascoso para los dos, cAc.

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