samedi 13 février 2010

Las reliquias de San Valentín (Roquemaure)

Antes de pasearnos por Roquemaure, que festeja San Valentín, -titiritando, conviene detenernos en algunos detalles. Las tierras aledañas al pueblo, son conocidas por la calidad de sus vinos desde vieja fecha. Su puerto, situado en la rivera derecha del Ródano, y protegido por el castillo, lo convertía en un pueblo de renombrado comercio de vinos, por la vía fluvial. Barcazas, marineros, caballos y carretones constituían un mundo comercial dedicado al vino en los siglos XVII y XVIII. Los cónsules de la comunidad, ante el auge del comercio, y la explosión de la producción, tomaron medidas, primero prohibiendo el comercio de vinos que no fueran producidos en el territorio, y luego exigiendo la autenticidad de los vinos gravando las letras CDR (Côte du Rhône), la milésima y el lugar de la cosecha. Época rica en desarrollo y prosperidad para los viticultores. Pero todo tiene un fin, y el golpe lo asestó inocentemente un propietario y negociante de vinos que hizo venir hacia 1860, cepas del otro lado del Atlántico y las plantó en su propiedad. La curiosidad trajo consigo una terrible enfermedad que se propagó por los viñedos y acabó con el esplendor vitícola del territorio. La “mancha de Roquemaure” está ligada a las cepas venidas de los Estados Unidos, las cuales portaban en ellas el piojo conocido como “phylloxera”. Se necesitaron muchos años para que renaciera el paisaje vitícola francés. Ahora bien, y cuál es el lugar de San Valentín en todo esto? Veamos. En 1866, la economía del territorio estaba aplastada por la enfermedad de sus viñedos. Los viticultores estaban desesperados, después de haber intentados por todos los medios, destruir el “phylloxera”. El futuro de las viñas era inseguro como lo era el de las familias del territorio. La familia Richard, ante la desgracia y teniendo recursos suficientes, decidió adquirir en Roma, las reliquias de un santo protector, que los protegiera de nuevos males y que diera salud y vigor a sus debilitadas viñas. Fue así como el 25 de octubre de 1868 llegaron a Roquemaure las reliquias de San Valentín. Fueron recibidas en la plaza de la Pousterle por el obispo de Nîmes, Monseñor Plantier, y por una muchedumbre agitada y feliz, que acompaña al cortejo hasta la Collégiale, donde descansan desde entonces. La llegada de las reliquias, marcaron la alegría de los habitantes del territorio, dándose a todo tipo de bailes, músicas y cánticos en la plaza del pueblo. Ciento cuarenta y dos años han pasado desde que las santas reliquias descansan a la derecha del altar mayor de la Collégiale. ©cAc


©cAc/Roquemaure

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