dimanche 22 mai 2011

San Juan de los Yeras

El apellido se lo debe a los hermanos Yera, Juan y Lorenzo, a quienes en 1736, el cabildo villaclareño les concedió el sitio que ellos pedían, situado en el hato de San Miguel, colindante con Potrerillo. Los hermanos Yera habían hecho la demanda del sitio con la intención de criar ganado menor. Arroyo de Juan Pérez se llamaba el paraje que les fue concedido, y por el cual pasaba un curso de agua entre cañada y riachuelo. El lugar perdió las denominaciones Arroyo y Pérez, adoptó el San y apellidó a Juan con el Yera de sus dueños. El caserío nació ochenta y seis años después, en 1822, y para entonces, el sitio primitivo hacía parte de la hacienda Potrerillo, y no de San Miguel. Veinte años más tarde, consolidado el núcleo poblacional, San Juan de los Yeras se convirtió en partido pedáneo, abarcando seis haciendas y un realengo. Cuatro ríos y una maraña de arroyos, influyeron que aquellos confines, tocados de fertilidad, atrajeran nuevos pobladores y crecieran las familias. En 1856 trazó su camposanto y abrió la primera escuela, exclusivamente para varones. En esa mitad de siglo XIX, el pueblito, de poco más de 200 habitantes y con una única calle, comunicaba a partir del camino real, allí nombrado “de la Bija”. Las primeras viviendas, las más viejas, de tabla de palma, yagua y guano, otras, reconstruidas o nuevas, en mampostería y tejas. Plaza, ayuntamiento creado en 1879 e iglesia parroquial tenían su sitio en el pueblo, que se desarrollaba como cabeza de partido. A finales del mismo siglo, el trazado vial fue en aumento, aumentó la población, el número de habitaciones, se instaló un regimiento militar y fue construido un fuerte, de talla modesta, en previsión del auge libertario que recorría la Isla. La zona fue teatro de operaciones de los mambises cubanos y de batallas sangrientas como la de Mal Tiempo, no lejos de allí. La guerra impuso miserias y desplazamientos. San Juan vivió los días crueles de la inhumana reconcentración de Weyler. La economía de la región quedó devastada. Al término de la guerra, el pueblo, como otros de la Isla, lucía la imagen del desamparo. Epidemias, fiebres, paludismo y otras enfermedades se habían enraizado como flagelo de la guerra. El ayuntamiento intentó consolidarse y los primeros cambios se dieron antes del advenimiento de la República en 1902. La Junta de Educación, bajo la responsabilidad de su Secretario, Florentino Martínez Yera, dio un impulso a la reapertura de la escuela de varones y abrió la Escuela Elemental de niñas “La Avellaneda”, que tuviera como maestra a Micaela Machado. La escuela fue instalada en el cuartel que alojaba el Regimiento de Dragones en el año 1901. En 1902, antes de ser proclamada la República, el gobierno interventor en su gestión re-organizativa de la Isla, suprimió algunos municipios, entre ellos el de San Juan de los Yeras, quedando su territorio anexado al de Ranchuelo y al de Santa Clara. Terminada la segunda intervención norteamericana (1906-1909), el Congreso de la República ordenó la recuperación de sus rangos de municipalidades, a quienes lo habían perdido y San Juan volvió a ser municipio, condición que mantuvo hasta que años más tarde, durante la división territorial y administrativa de 1976, el territorio fue incorporado al municipio de Ranchuelo. ©cAc


Imágenes del fortín español construido en San Juan de los Yeras




Fuente histórica: Manuel D. González, “Memoria histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción”. Villaclara. Imprenta del Siglo. Calle de San José N° 18. 1858; y apuntes personales del autor.

2 commentaires:

  1. urdamza@hotmail.com8 juin 2011 à 01:28

    HE LEIDO CON INTERÉS SU ARTÍCULO,SOLO QUIERO AÑADIR UNCOMENTARIO QUE A LA VEZ ES UNA PREGUNTA.HE OIDO QUE DESPUÉS DE SU FUNCIÓN COMO CUARTEL ,EL FORTIN Y ALGUNO DE SUS TERRENOS FUERON PROPIEDAD DE LA FAMILIA URADMBIDELUS .
    ¿LO SABIA UD.?

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  2. Urdamza@hotmail, gracias por el interés que porta al artículo, y disculpe mi tardanza en responderle. Mi visita a San Juan de los Yeras fue una visita relámpago, atraído por el entorno urbano del pueblo. No conozco nada acerca de lo que devino el fortín posterior a su desafección, y tampoco respecto a la familia a la que hace mención. Yo supongo que el fortín dejó de serlo al finalizar la guerra en 1898, y puedo agregarle que oí decir que después de fortín sirvió como prisión, de hecho, por su talla, yo diría que fue una celda con capacidad para dos tres prisioneros, y no una prisión como tal. Es posible que la dicha familia haya comprado una propiedad de tierra y que el fortín estaba dentro de los límites de la propiedad, eso no lo sé. En todo caso, por interés público, un inmueble ligado a la historia local, regional o nacional, pasa a ser, de hecho, patrimonio cultural o de la historia de la nación. En la actualidad, el fortín parece abandonado a su suerte. Saludos, cAc

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