jeudi 19 mai 2011

Santa Clara-San Juan (Puerta 5)



San Juan tiene parque y glorieta, -me dijo un amigo- pero uno y otra sufren un franco abandono. Era final de marzo del 2009 y estaba casi al volver a Paris, y cualquier viaje en Cuba puede convertirse de puro deseo en proyecto irrealizable, si las condiciones, -todas- no están dadas. Pensé entonces que lo mejor era esperar a la vuelta, el próximo año. El año pasado volví a encontrar a mi amigo durante una visita a una galería de arte, y le dije, -ésta vez sí que no dejo de ir a San Juan para ver su viejo parque y la glorieta. Apúrate, me respondió, antes de que desaparezca. Y fui a San Juan con la intención de hacer fotos como soporte de un texto básicamente histórico. Había leído un poco sobre la fundación y desarrollo del pueblo donde naciera Samuel Feijoo[1], pueblo del que sabía que mi bisabuelo visitaba, yendo desde Potrerillo, en su mejor caballo, ensillado con la más bella montura que pudiera ofrecer a una bestia. En una bestia de no sé cuantas ruedas hice yo el trayecto desde Santa Clara a San Juan, sin ensillar y resoplando durante todo el camino. La noche antes había ido a la Terminal para informarme de las salidas de la mañana, y creo que podía escoger entre dos, una directa por la autopista, y la otra por la carretera Central haciendo todas las paradas. Por la hora, era esta última la que me convenía. Ese día de diciembre, amaneció verdaderamente invernal. Eché un suéter en la mochila, una botella de agua, la cámara fotográfica y mis documentos. Me presenté bien temprano en la Terminal, compré el pasaje y me dieron un número de orden. Me dirigí a la empleada encargada de la puerta de salida, para saber si la guagua saldría a su hora, y –ve por aquella puerta, que yo te llamo como prioritario- me dijo en tono confidencial. Ya me habían advertido que la gentileza equivalía a un billete escurrido en su mano, y la seguridad de montar en el ómnibus, un engendro de camión y guagua, que los habituales llaman superbus. Como “prioritario” tuve la posibilidad de hacer el viaje sentado, en ventanilla y del lado derecho para poder curiosear cuanto me fuera posible. El superbus, habiendo llegado tardíamente, salió con una hora de retraso. Paramos en todas las paradas desde que dejamos Santa Clara. Siempre montaban más pasajeros que aquellos que descendían en las paradas. En La Esperanza el núcleo humano se hizo compacto. Por suerte, muchos pasajeros bajaron en Ranchuelo, lo que permitió que montara a todo el mundo y que pudiera recoger pasaje en el tramo hasta San Juan. Al llegar a San Juan, hizo una parada, claxonó insistentemente en la segunda, y se vació completamente en la tercera y última parada. En ese momento realicé que por fin estaba en San Juan. ©cAc [continuará]



[1] Samuel Feijoo (1914-1992) nació en La Jorobada, en 1914, enclavado en el entonces municipio de San Juan de los Yeras. Escritor, poeta, dibujante, etnólogo e investigador. Fundador y director de las revistas “Islas” y “Signos”.

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