Les he comentado antes que Murcia tiene un no sé qué que atrae y engancha. Incluso, conozco personas que no soportarían que Murcia pueda gustarme mucho más que Salamanca, que también aprecio y donde viví por espacio de un año mientras estudiaba en su universidad. Pero la vida es así, a fin de cuentas “j’aime Murcia”. Soles mañaneros y medias tardes soleadas nos vieron deambular por sus calles. Y tardes de sol en fuga y noches frescas en sus plazas, nos recordarán, viendo sus gentes pasar, o entrar a misa, andar de prisa o saborear si no un helado, una horchata en Chambi. Antes de decir adiós a Murcia, les presentaré al rey Alfonso X El Sabio sentado en su trono ubicado al comienzo de una sombreada avenida, y al dar la vuelta, Murcia moderna, la de torres construidas en sus ensanches, la buena nueva del tranvía, y las rotondas floridas, que llevan a sus barrios. Los guiaré hasta el Museo de Bellas Artes, a la universidad, nacida en 1272, o mejor, a su Campus de la Merced que está en el centro, a la casa consistorial (Ayuntamiento) en la explanada conocida como La Glorieta. A no dejar de ver el museo Salzillo y en la calle Trapería, el suntuoso Casino de ecléctica fachada. Portales de edificios y fachadas renovadas, con excelente uso de la luz para poner en justo valor sus líneas…San Nicolás, San Esteban, San Miguel, Santa Catalina, Santa Clara, Santa Ana, iglesias y conventos que entretejen un patrimonio urbano del que los murcianos están orgullosos…©cAc
Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.
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*Obelisco a Juan de Conyedo y a Hurtado de Mendoza.*
Primero fue Conyedo[1], y luego Hurtado de Mendoza[2]. Dos hombres que
inspiraron la conducta que sigu...
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