dimanche 23 octobre 2016

Eguzki, suerte de farol en el camino (Zeraín Cerámica)


A uno y otro lado de la carretera, las casas blancas, la piedra volcánica solidificando los ángulos de las piezas exteriores y la marquetería como el cielo profundo o la ilusión de un herbazal que no existe. Más allá de las casas blancas o de aquellas eternamente negras como la lava, montañas rojinegras con pendientes talladas de gargantas secas y arenosas. El rofe dueño y señor del silencio que impera en la comarca. Lagartos y lagartijas, se mueven con total tranquilidad, arrastrando el pesado fardo de sentirse propietarios de la tierra caliente y despoblada. La ermita siempre cerrada, mirando el océano desde su altura. Palmeras y cactus bien acomodados en la tierra-piedra negra y granulosa. En la avenida Acorán, un corazón verde incrustado sobre el inmaculado blanco de la fachada. Y para dar la bienvenida, un montón de corazones diseminados sobre la piedra negra hecha tapiz para los pasantes. La casa es el atelier de la ceramista Eguzkine Zeraín, artista vasca enamorada de las piedras y el sabor volcánico de la arcilla que trabajan sus manos. Honora al sol su nombre y su candidez envuelve a quienes se detienen atraídos por la curiosidad de las formas que imprimen los objetos. Instalaciones, vasos, tiestos, pequeños, medianos y grandes cuencos y escudillas, esmaltados con profusión de colores, salpicados de tintes nobles o réplicas de la lava esculpida con sabia maestría. Multitud de objetos moldeados y modelados con pasión. La pasión de dar luz a la arcilla, y color al blanco imponente de los muros. Al atardecer, “eguzki”(1) enrojece mientras desciende al mar, pero queda el atelier como un farol en el camino. © cAc-2016


 [1] Eguzki significa sol en lengua vasca.

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire