lundi 23 mai 2011

San Juan de los Yeras (parque & glorieta)



Mi viaje a San Juan de los Yeras tenía como objetivo principal visitar el parque y su glorieta. Una vez bajado del superbus, intenté ubicarme yo mismo. Supuse que estaba en el centro del pueblo, faltaba decidirme si caminaba al este o al oeste. Una cosa era segura, estaba en la calle principal, aquella cuyas viviendas coloniales de finales del siglo XIX se transformaran desde principios del siglo veinte en viviendas, almacenes y otros comercios con ese toque ecléctico lleno de influencias diversas, y vueltas a transformar en fachadas sin alma, cuando la ruina o por puro deseo de transformar, condenaron ciertos inmuebles. En una y otra dirección, bicicletas, carretones y alguna que otra carreta tirada por bueyes. Nada extraño en un pueblo rodeado de campo y a vocación agrícola. Me dije mientras caminaba en dirección al este, que mucho iba a disfrutar del pueblo, tranquilo a aquella hora pasada la media mañana. Ubiqué los posibles sitios donde merendaría antes de volver a Santa Clara, fui recíproco al saludo amable de quienes me dijeron buenos días, aunque en su vida nunca me habían visto y apenas haber caminado cien metros, me topaba con el parque y su glorieta. El parque, de forma irregular, está situado a proximidad del antiguo camino real de la Bija, y a diferencia de otras plazas, no está rodeado de edificios públicos. Viejas casonas, unas del XIX y otras del siglo XX. Cuando surge esta plaza? Confieso que no tuve el tiempo ni el sosiego como para sentarme a conversar y preguntar los detalles que hubiera querido. Tampoco pude escrutar todo el pueblo, y esa falta me empuja a escribir suposiciones, a partir de ideas vagas que construí en mi cabeza ayudado más tarde por las fotos que tomé. Yo supongo que el parque es posterior a la República, como lo es la glorieta, y cuya factura ecléctica nos hace pensar al primer cuarto de siglo XX. El parque fue concebido como plaza de ocio y recreo dominguero, lugar de encuentro pueblero, donde se daban cita los jóvenes en las tardes frescas. La glorieta, alma central del parque y sitio donde se situaba la banda u orquesta para amenizar el ambiente pueblerino. Medio metro más alto que el nivel de la calle, al parque, todo cementado, le fueron incorporados canteros y jardineras modestas que dieron vida a hermosos árboles de envidiable sombra. Para acceder al parque, anchas entradas con escalones. Tampoco puedo decir que el parque tuviera iluminación desde su creación pues de época no quedan vestigios de lámparas. Escuálidos tubos pintados de rojo anti herrumbre sostienen bombas de vidrio de factura reciente. La glorieta es octogonal cubierta de una cúpula rojiza sostenida por dieciséis columnas. Está rodeada de una baranda de hierro, y se accede a su piso sobrealzado por una escalera de cinco pasos, con baranda y pasamanos también de hierro. El techo interior es una bóveda gallonada. Descacarañada, con evidentes señales de filtración en su techo, golpeaduras y perdiendo elementos de su ornamentación, ha resistido los embates del tiempo y del abandono. El tiempo que pasé sentado en un banco del parque, o recostado en su baranda mirando la calma matinal de San Juan, fue el mejor momento que pasé en el pueblo. Sentí la glorieta con vida propia, e imaginé cuanta vida ha revoloteado a su alrededor. Centenaria o casi centenaria, la glorieta sanjuanera merece un estudio técnico y un mantenimiento serio que le alargue la vida y pueda ser apreciada en todo su esplendor por el pueblo de San Juan, por quienes lo visiten y por las futuras generaciones. Confiemos en la buena voluntad de quienes pudieran alzar la voz a nombre del parque y su glorieta. ©cAc



1 commentaire: