dimanche 27 mars 2011

La fundación de Esperanza (La Esperanza, VC)




Esperanza fue partido pedáneo y población[1]. El asentamiento nació en el sitio conocido como Acevedo, y que hacía parte de la hacienda Antonio Díaz. Sus fundadores[2] fueron un pilongo, un sevillano, un catalán y un canario. El germen de la localidad fue un lugar de culto, a título doméstico, proyectado en el sitio de Acevedo en 1814. En Acevedo, hacia 1809, había levantado casa de tabla de palma y guano, D. José Quintero, y en la propia casa, el canario Rafael, había puesto una menestral de víveres, en la que compraban las familias dispersas que habitaban la zona. El culto quedó consagrado en mayo de 1815, para lo cual los promotores y vecinos levantaron una casa también de madera y guano. El asentamiento, rápido creció, y dos años después de haberse oficiado la primera misa, contaba con una sesentera de casas y casi una decena de comercios. Tardó tres años para convertirse en parroquia, y le siguió la obtención de la pedanía. Al convertirse en partido, al territorio le fueron adjudicados terrenos de las haciendas Jicoteas, Lugones, San Marcos, las Nuevas y Nombre de Dios. Esperanza colmaba las ilusiones de los vecinos de Puerta de Golpe. Industria de la época, comercio, administración y oficina de correos fueron insertándose en el paisaje de la localidad. Esperanza sufrió los embates del huracán que pasara por el territorio en 1825, el cual con su furia de vientos y ráfagas, dañó muchas viviendas y casi destruyó la iglesia. Años de inercia, de abandono e inexistencia de recursos no hacían evolucionar el nuevo edificio de culto, ahora proyectado como un inmueble en duro. La iglesia pudo abrir en mayo de 1858, al mismo tiempo que el cementerio, comenzado dos años antes. Esperanza enterró, al colocar la primera piedra del camposanto, un ejemplar del periódico villaclareño La Alborada y una pieza de plata con la efigie de Isabel II que fuera monarca desde 1833 hasta 1868. La numeración de las casas y la rotulación de las calles fue obra del D. José María Peláez en 1851. Real, que seguía la trama del camino que atravesaba la isla, Rosario, Gloria, Vigía, Ángel, Amargura y Santa Margarita entre otras. Un tejido urbano siguiendo el trazado colonial, ordenado y regulado en el espacio de una caballería de tierra. ©cAc






[1] Fuente histórica: Noticias Geográficas e Históricas de los Partidos de la Jurisdicción, en Memoria Histórica de la villa de Santa Clara y su jurisdicción. Manuel Dionisio González. Villa Clara. Imprenta del Siglo. Edición de 1858.

[2] En el mismo orden, D. Gabriel Martínez, el médico-cirujano D. José Francisco Lleonart, D. Leonardo Tejeda y D. Rafael de la Cruz Marrero.

4 commentaires:

  1. Agradezco las fotos y la historia que son muestras de que Esperanza guarda valores patrimoniales poco conocidos. Te comentaba que conozco bien la iglesia aunque tal vez no hayas podido entrar por encontrarla cerrada. En la misma creo que no reside un párroco tal vez desde inicios de los ’60 y la misma depende de un cura visitante del Carmen por lo que abre ocasionalmente. El exterior muy parecido a esta ultima, el interior no tanto. La segunda foto es la plaza del mercado que, a pesar de las modificaciones, mantiene su estructura original y más o menos su función. Las casas sorprenden hasta al que conoce el pueblo.
    Saludos,
    Michael

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  2. Gracias por mostrarnos Esperanza Carlos. Nunca he estado alli.
    Ya, ya se que estoy perdida....
    Un abrazo primaveral
    Magtiel

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  3. Me alegro que disfrutes las fotos Michael. Estoy seguro que conoces bien Esperanza. A propósito, el título del próximo post es interrogativo, Esperanza o La Esperanza? Yo te aseguro que en Esperanza, y en cualquier pueblo grande o chico de la Isla, hay valores patrimoniales que deben rescatarse, pero hay que salvar primeramente, restaurar en un segundo momento y conservar con seguimiento, y de nada vale si no se crea en la gente, en quienes son ocupantes, propietarios o sencillamente utilizadores de un sitio, inmueble o espacio, interés comunitario, apreciación individual, amor y satisfacción por el hecho de cohabitar, tocar o mirar una joya que nos pertenece a todos. Llevo años preguntando a la gente, indagando, sondeando, y la mayor parte vive de espaldas a todo eso. Los accesos de fiebre por la conservación duran poco. Hoy ponen interés, mañana lo pierden. En eso juegan muchas necesidades vitales de los ciudadanos. La conservación va aparejada en muchos casos a lo que espera el individuo para su confort, y lo que ofrece el sistema para paliar esas necesidades. No tuve la suerte de poder entrar en la iglesia, estaba cerrada, inquirí, pero fue imposible. Tampoco conozco respecto al oficio de un cura estable para la parroquia, supongo que esa falta es consecuencia de la problemática clerical cubana aparecida después del 59. En efecto, el edificio del mercado ha sido transformado, pero teniendo en cuenta que mantiene su estructura original, techos y soportal, pudiera estimarse un rescate digno para su rehabilitación. Un pueblo necesita un verdadero alcalde, y un buen equipo que se interese a los problemas de base. Un trabajo de proximidad y no de tareas políticas. De veras que ha habido sorprendidos con las fotos de las casas? Eso me satisface. Saludos, cAc.

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  4. Gracias por el abrazo, y lo propio de nosotros, también primaveral y además soleado!, que falta hacía. Esperanza ya está saliendo, iremos a Ranchuelo, Cruces, San Juan y hasta Potrerillo nos daremos un salto. Te esperamos en la terminal para salir en la primera guagua de la mañana. Cordial bienvenida y hasta pronto. cAc

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