vendredi 28 janvier 2011

Recordando a José Martí en su natalicio (III)

En un barrio santaclareño, que puede vanagloriarse de ser el único de la ciudad en tener parque y glorieta, se erigió en el periodo republicano un sencillo monumento a la memoria del apóstol. El busto está colocado sobre una columna a manera de pedestal, una columna a talla humana que permite apreciar la efigie esculpida, como la columna, en material modesto. A pesar de la resistencia del material utilizado en el monumento, el tiempo a hecho mella sobre la columna y el busto, que claman un toque de restauración como merece a quien se honra. Seguramente ha notado que no he mencionado el barrio en el que se ubica el monumento. Si usted lo reconoce, no vacile en hacernos saber.

Más adelante nos detendremos a la sombra de sus árboles para presentarles esta barriada santaclareña. Si al honrar a los héroes, no es necesaria la grandeza ni la exuberancia monumental, tampoco debemos pasar por hacedores de altares para honrarlos. Digo altar, porque lo que fue colocado para honrar al apóstol en un espacio inadecuado de la ciudad, se asemeja más a eso que a los tradicionales rincones martianos que se erigen en los patios y plazas de escuelas, en edificios gubernamentales o de empresas, y hasta en espacios públicos. Este “rincón martiano” que les presento está situado en la acera/parqueo perteneciente al inmueble ubicado en carretera Central y calle Cabo Brito. Una estrella y sobre la punta, un busto diminuto, un libro, una placa con los símbolos nacionales pintados (escudo, árbol, ave y flor), otra imitando la casa natal de José Martí, un cuadrado sobre el que se aprecia algo en plástico, todo en cemento bruto, delante una losa en cerámica estilo material vendido en shopping, y seis cabillas que sostienen encadenado el rincón, yo diría y repito, altar. Saquen sus propias conclusiones. Puede honrarse, pero sin encadenar a los héroes. ©cAc

2 commentaires:

  1. Amigo, honrar honra, como dijera el que motiva este homenaje. Forma original la que has elegido para hacerlo, pues todo cubano que se precie, lleva un monumento a Martí en la mejor plaza de sus recuerdos. Por mi blog hice algo dirigido al Martí poeta, faceta en la que también fue grande. Me sumo en tu blog a este merecido ejercicio de memoria acerca de nuestras raíces. Un abrazo.

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  2. Cuando se visita el hexágono, no es raro ver una calle, una avenida o una plaza que recuerde a De Gaulle. Casi lo mismo nos pasa en la isla, en otra escala, en otro sentido del agradecimiento y la honra. Es el primer eslabón que nos ata a la historia, cuando entramos por vez primera a la escuela. Martí. Un rincón martiano con su busto. La memoria no nos puede abandonar, tuvimos un Martí, y queda para siempre. Mi saludo infinito, como la amistad que nos une, cAc.

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