mardi 27 juillet 2010

Playa de San Juan











La Playa de San Juan se extiende a lo largo de 6200 metros de costa, una parte perteneciente a Alicante (San Juan), la otra a Campello (Muchavista). Hicimos el trayecto desde Murcia en menos de lo que canta un gallo. Tenemos un amigo, excelente chofer y además, nervioso con el pie sobre el acelerador. La playa fue el reposo que necesitábamos y que el cuerpo asimiló con satisfacción. Como curiosos que somos, pensamos dar un salto aquí y un salto allá, pero el cuadro sanjuanero era tan reposante, que los saltos se paralizaron una vez que nos extendimos frente al mar o que zambullimos en la quietud saludable de la piscina del residencial donde paramos. La proximidad del mar me trae recuerdos en tropel de multitud de playas, arenas, pontones, y transparencias de mar. Y aunque hay sitios costeros en La Habana, y playas de la isla que me son cálidas en recuerdos (confieso que raras veces Varadero se me presenta como un souvenir hors serie!), el tiempo da marcha atrás y me veo llegar a Rancho Luna, cuando el Caribe aparece al descender la carretera en cuesta que lleva a la playa, o en Caibarién, cambiándonos en las taquillas del otrora CYC después de una noche de carnaval villaclareño…qué tiempos aquellos de adolescencia y primeros años mozos! Pero donde la máquina del tiempo ha querido detenerse para siempre, es mi primera visión del mar, apenas tres años de vida, en la jejenosa playa de Juan Francisco que las familias con casas allí llamaban Juan Fanguito. Es la época donde surgen mis primeros amigos, aunque no lo seamos hasta muchos años después! La otra imagen de mar, que este San Juan me hace evocar es la playa El Salto y la playa Ganuza, vecinas, fronterizas, familiares, inolvidables. Pero habrá razones para un día presentarles ese pedazo de costa norte villaclareña perteneciente al municipio de Corralillo. Reposo estival lejos de casa, y lejos de mil preocupaciones, San Juan se nos abrió como un paraíso de tranquilidad. Franja arenosa en la que depositamos el estrés acumulado durante el invierno y que la primavera no supo expulsar. Y digo más, el conglomerado urbano de la playa me llevó incluso a pensar en las urbanizaciones floridanas, con sus condominios impecables, ajardinados, apiscinados y tranquilos. El mediterráneo español no paró de construir durante largos largos años, hacia todos lados, hacia arriba, hacia la modernidad y también hacia la mediocridad, desgraciadamente. Los invito a un baño de mar agradable, pues el oleaje en San Juan es moderado, y les propongo andar por sus calles y avenidas, por su paseo marítimo, para que tengan una idea del paisaje urbano de la costa alicantina. No queda dudas de que el acceso al mar se democratizó y que el apetito inmobiliario estuvo a punto de devorar la costa. Felizmente todavía puede apreciarse desde San Juan el cabo de las Huertas, porque mirando hacia Benidorm, el cemento no permite ver la línea de la costa. ©cAc

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