lundi 31 mai 2010

Ruedas discordantes


Los incendios acaecidos en Batignolles estos últimos tiempos, no me han quitado el sueño, aunque sí y mucho me han enervado. Sigo pensando que Paris es una ciudad segura, que puede atravesarse a cualquier hora sin temor a nada. Confieso que no mezclo esos incendios con la palabra “seguridad”, casi siempre de actualidad, sobre todo en vísperas de comicios de cualquier índole, yo agrego “ciudadana”, porque son los ciudadanos quienes están inquietos por la “inseguridad” de acostarse tranquilos y amanecer evacuados, como les sucedió a los vecinos del 33 de la rue Truffaut. De la tragedia que vivieron sus habitantes (tragedia que viven, pues se vieron obligados a quitar sus apartamentos y hasta perder todo!) puse un comentario en este blog, el pasado 14 de mayo. Si nos detenemos frente a la puerta del 33, vemos que sobre el tapiado, manos perversas (me imagino que capaces de encender y avivar otros fuegos) han escrito a manera de chota, algo referente al olor a quemado y la proximidad de la comisaría de policía. Todavía viva la memoria de lo que pasó la madrugada del 14 de abril, dos día después hubo un comienzo de incendio que afectó la devanture de un local comercial en otro edificio del barrio, ahora en la calle Lamandé. Luego encontré la foto que tomé en noviembre del 2009, del inmueble de la calle Legendre, todavía hoy marcado por la negritud del fuego que afectó la entrada del mismo y el piso de encima. En una pared del primero, y a proximidad del segundo, los vecinos alertan de no estacionar vehículos de dos ruedas. Y es que, visto el daño y las consecuencias, no es menos cierto que los vecinos estén acumulando un miedo fruto de lo vivido, y que a todas luces se acomoda en el amplio espectro de la seguridad/inseguridad. Para estar seguros, alejemos todo lo que huela a dos ruedas de los bajos de nuestros edificios, se deduce de la inquietud vecinal. Ensañarse con motos, ciclos y otras bicicletas, no es sólo en mi barrio parisino, y en cualquier esquina te encuentras un traste casi totalmente desmantelado. Incluso, en los parqueos incorporados para todo aquello que tenga dos ruedas. Yo espero se haya cerrado el capítulo incendiario y que los descendientes de Nerón dejen de correr y se les pase esa locura de sus cabezas enfermas que en lugar de neuronas, llevan cargadas de cerillas. ©cAc

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