dimanche 16 mai 2010

Peldaños en el camino taoísta de seres y espíritus

Descubrir el taoísmo, es como montarse en un caballo y galopar. Atravesar desiertos, estepas, praderas infinitas, subir montañas, cruzar ríos. Siempre a caballo, y galopando. Descubrir el pensamiento chino en uno de sus montes sagrados fue un regalo que me ofreció la vida, cuando en la primavera del 2008 compartí la vida monástica de Tianshi, en el monte Qingshen. Heme aquí, montado en ese corcel, tratando de comprender las herramientas de un pensamiento rico en virtudes, en quietudes e inquietudes. Nada mejor entonces que galopar hasta las Galerías nacionales del Grand Palais, para disfrutar la exposición “La Voie du Tao, un autre chemin de l’être” (Abierta hasta el 5 de julio 2010). Me sorprendió ver la excelente colección de piezas, manuscritos, pinturas y caligrafías, provenientes en su mayoría del museo Guimet. Me imaginé, viendo viejas fotos de monasterios tomadas por viajeros, estudiosos y misioneros, la China en la primera mitad del siglo XX, y me hubiera gustado haber andado sus caminos y montañas en esa época… Del pasado, me conformo con revivirlo a través de una exposición como ésta, que nos permite tocar con los ojos un paraíso místico y aprender algo, que se devora con avidez, de la historia milenaria del taoísmo. ©cAc

Izq. Dioses de las obras y de los abismos de todas las encomiendas y dioses del sol de todos los distritos (detalle). Der. Magistrados de los doce tribunales de los Infiernos del monte Taishan.


Tao, caligrafiado por Alix, para su Carnet de Voyage – Sichuan 2008.

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