mardi 2 mars 2010

Vuelta al continente

Noche ventosa y amanecer gris. La llovizna golpeando contra las ventanas vidriadas nos despertó. Aprovechamos un espacio de la mañana para acercarnos a Manrique. La galería montaba la exposición. Dejamos Arrecife. El aeropuerto bulle y muchos vuelos están retardados. Registramos en el mostrador y comenzaron las escaramuzas, primero por el riguroso peso que establece Ryanair, -la boutique volante, luego al pasar por la aduana, a causa de las piedras que recogimos en las islas. Nuestro vuelo tiene también retraso. Pacientamos. Despegamos en dirección de Madrid. Sobrevolar la península y apreciar sus macizos nevados mientras caía la tarde, me hizo olvidar la cantaleta de la tripulación del Boeing de Ryanair, encaprichados en vender hasta un pedazo de nube, si alguna se colara por una escotilla. Cambiamos a la hora del continente llegando a Barajas. Recuperamos las maletas y volvemos a registrar. Las maletas en Madrid pesan más que en Arrecife, curiosidad de las balanzas. Cabe pensar que algo no va bien, si constatamos que las maletas no pesaban igual, al pesarlas en dos mostradores diferentes. La gente, molesta y reticente a pagar 20€ por kilo suplementario y ante la sugerencia de los empleados de pagar una maleta suplementaria (y comprar la maleta, además!) no tiene otra opción que equilibrar el peso rellenando el bolso de mano, y cuidado! Vuelo anunciado con retraso. Nos sentamos en un bar antes de ir a la puerta de embarque. Segunda gran escaramuza, el paso por el chequeo de aduana. Aquí las dos piedrecitas, una recogida en una playa de Lanzarote y otra en Fuerteventura, son objeto de severo control, la aduanera llama a su jefe, todos de uniforme azul cielo y Prusia. El jefe llama a otro jefe, éste de uniforme cuasi militar, verde, pero de un oliva más tierno, creo que de la Guardia Civil. El susodicho hombrecito, un güitití de poca talla, se encarnó en las dos piedrecitas, porque con ellas podíamos sabotear el avión. Y nos dijo además, que siendo conejero (de Lanzarote) no iba a permitir que le robáramos a la isla, par de piedras!, y bueno, qué hizo con las dos piedras? Las guardó para devolverlas a su origen? Evidentemente que no, pues las dos piedras que con tanto amor recogimos, terminaron en el contenedor plástico de basura, rigurosamente situado en la frontera de aduana. El celoso güitití, bien que podría ocuparse en la verdadera caza de terroristas, en lugar de agriar la última etapa de nuestro viaje de reposo. Con una hora de retraso, despegamos en dirección de Girona. ©cAc

2 commentaires:

  1. Como esto de viajar siga así, nos veremos haciendo el vuelo en skijama y pantunflas. Se han puesto muy pesados en Canarias con el tema de las piedras, si te descuidas te acusan de delito ecológico... total, para echar el "tesoro" a la papelera.

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  2. Tienes razón JE, las compañías aéreas siempre están en déficit y siguen apretando sin considerar las necesidades e intereses de los pasajeros, bien que podríamos hacer una moratoria y hacer valer nuestros puntos de vista, el terrorismo ha sido una buena excusa para satisfacer clientelismos y para agriar a los viajeros, todo puede ser usado para sabotear, pero cada cual mira su propio ombligo. Lo de las piedras en Barajas fue un mal rato, entre la poca visión de la joven aduanera y el güitití medio hombre-medio burro queriendo darnos la lección, y recriminar a su colega…, lo del peso, hay razones y razones, pues si no pueden satisfacer las necesidades de los pasajeros, que cierren la compañía y se dediquen a otro negocio, bueno, lo mejor será no poner más los pies en Ryanair, y que se descalabren! cAc-pasajero molesto

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