Al aproximarnos a Fuerteventura, la silueta feroz de la Isla de Lobos acapara la atención. Las dos puntas, Salidero y el Marrajo no están lejos una de otra. La segunda se impone cual pirámide negra levantada por el propio mar. El ferry comienza las maniobras de atraque. Delante, Corralejo y su punta en gancho. Puerto menos blanco salpicado de colores y edificios del boom inmobiliario. Como pared de fondo, la Montaña de la Mancha, Bayuyo y los Morros de Bayuyo. El desembarco dura un abrir y cerrar de ojos. Salimos de Corralejo y a poco cruzamos Villaverde que es el alma urbana del Rincón de Cuba. La Oliva duerme el bochorno y Tindaya nos tiende una trampa. Al dejar la ruta principal, un aire de far west nos recuerda algunas rutas americanas. Tefía enseña su molino y seis kilómetros más al sur, aparece Llanos de la Concepción con sus casas blancas esparcidas entre los campos ocres, el campanario de su iglesia y una sombra en el camino, el Bar García. ©cAc
Lomas, cuestas y declives (Santa Clara)
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Mientras escribía los textos de *Un barrio, una iglesia, un parque*, que
serán publicados poco a poco en el blog www.santaclarabycac.blogspot.com no
pud...
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