samedi 27 février 2010

Betancuria





Regresamos a la Casa de la Burra pasando por Tetir. La lluvia anunciada mojó tímidamente el paisaje agreste en las inmediaciones de La Matilla. La carretera circunda el monte llamado Aceitunal y lo vamos viendo durante toda la ruta hasta la misma entrada de Llanos. El mal dormir por la noche ventosa impuso una siesta sin acordar límites al reposo necesario. Un reposo alterado por la idea de dar un salto a Betancuria. Y comenzó el ascenso zigzagueante que nos condujo al Morro de la Cruz. Ligera llovizna, perversa, capaz de romper el encanto señorial del asentamiento que escogió el conquistador de la isla, apenas comenzado el siglo XV. La iglesia, catedral por mandato papal desde 1424, es la joya del pueblo, y visita obligada para admirar su interior cuya decoración me recordó la parroquial mayor de San Juan de los Remedios. Cromos, retablos y hermoso altar, y un techo mudéjar en la sacristía, que corta la respiración y nos hace regresar otra vez, antes de quitar el edificio religioso, por su puerta de dintel labrado, salido de las manos de una bordadora. ©cAc


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